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¿Qué es lo peor que has hecho en la vida?
Oh, cielos ¿qué provoca esta urgencia compulsiva que llena el estómago de gelatina? ¿qué me hace parecer famélica ante su fotografía y llena mi útero de palabras malsonantes haciendo que mi boca arda y me pelo estalle? Oh, cielos ¿a qué se debe esta amalgama convulsa de palabras rimbombantes? Cuándo comenzó el banquete que ya siento como se retuercen, sin permiso, cada uno de mis vértices.
Me apetece nacer.
Mi ciudad me araña hoy toda la cabeza, y hurga en las cicatrices que dejó el viaje. Mi ciudad se mofa de verme melancólica, herida, con la boca abierta, escupiendo estupideces. Se queja de unas esquinas sin luz que ella no tiene, de mi adicción a un nuevo ritmo enajenado y de negarle con descaro mis pasos perdidos. Mi ciudad se vuelve ajena desea para ella bombear con la fuerza de esas calles como arterias y llenarme el corazón. El espejo me responde con los ojos de un reflejo oscurecido disuelto en los recuerdos, y yo le lanzo piedras para que me devuelva las siluetas desnudas que me ha robado. Me siento en el bordillo buscando en el bolsillo otro billete, pero recuerdo que no he comprado el pan ni prendido la caldera.
Los chicos de Letra Hispánica leemos este martes 29, en el Savor, a las 22:30. Poetas, suéltense las trenzas (si tienen)
Ahora que creen conocernos en nuestra mediocridad y malos actos, ahora que encontraron la paz ahuyentando nuestros demonios. Ahora que el tiempo es un perro que huye y hay que rascar la cazuela, ahora que tenemos vergüenza y espanto asombro y miedo, la fiebre del insomne y la culpa por el llanto. Ahora, en el escaparete de venenos, nos follamos las mentiras. La herida es poca cosa (Calla y bebe), inocencia es salvación y los vómitos se amontonan. Ahora que el tiempo es un perro que huye ya no ladramos.
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El hombre cansado
El tiempo que te vas apropiando, las mujeres sin culpa las uñas y la saliva, los dientes y la discordia, los pájaros mal curados la madrugada lenta la asfixia: todo tuyo, con mucho confeti.
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" _ No sabes casi nada de nada_dijo la Duquesa_. Eso es lo que ocurre."
"Poesía atroz, te amo de siempre, patees, silbes, muerdas o vueles bendita mía, pétalo santo, bendita mía, coño encharcado. Mi yo eres tu, vamos al rastro. Sangre de palpitos belleza alada rompes mis ancas me traes de un alba rompes mis ancas me traes de un alba sin otra opción hurgo en tus astros a gatas escribo, meo, cojo, me embriago, bailo con ratas." En ti son otras, afilan su garras contigo no hay calma, oleajes, de kripton son la lunas de kripton son las ratas. De repente se va y ya no hay baile, y se queda el alma a la intemperie, poetastro moviéndose caleidoscopio alborotado. Sabe a nube cargada sabe a lluvia con rayos a fuga, a placer, a rábanos, a sal y anhelos quebrados.
En las batallas libradas con los restos se fuerzan los registros a golpe de sexo contenido y de historias de piratas. En las viejas batallas en el cielo los vencidos se miran a los ojos y lloran porque ya saben dónde, como besos, caerán los golpes. Caerán las mentiras desmembradas y los dime que siga que te hago daño que ya no hay pena. En las batallas libradas con los restos huele a viejo, huele a muerto. ( Pero suena tan bien... La matrona...)
Qué voy a escribir yo si ya para otros los ceniceros fueron cortes en pompas de jabón. No vomito conejitos, maldita sea, no vomito nada.
Disculpe mi inglés de lija me gusta su comment va mosieur , dando vueltas a la nariz. ¿Las centellas excitan o impelen a la melancolía? El ayayay que engancha y abandona la onomatopeya que distrae, la rima consonante que acompaña, si usted puede hacer ruído yo tambien el pelo seco y el pene tieso. Queremos mundos abiertos por niños locos nada mecánico, dinero gratis y alguien llenando de besos el mes octubre.
De ella apuró el recuerdo hasta el fondo del extásis, apuró los versos suicidas, la verga como llanto el llanto como acuerdo. Escuchó sus lamentos por debajo de sus ruegos, lloraba, lloraba y lloraba y tanta lágrima pintó el ataúd antes que el muerto. Y en la orgía de venenos se mezclaron los heridos con los presos, se disputaron la puñalada final, pero colorín colorado al ganador de la copa ansiada nadie le lloró el entierro.
A la mitad de la media hora de su vida se desgarraron todos los renglones del atril, volaron como las primeras cometas de cuando era niña de ciruela. A la mitad de la media hora de su vida se nos desencajaron las mandíbulas y el aliento se detuvo firme ante sus manos, las manos que marcaban el compás tras los gordos ojos más tristes de la sala, los ojos que desbocaban el tán-tán de aquellos versos que aún retumban. Aún lamemos el fondo de las copas, basureros del recital del desconsuelo, y apuramos la curva a las cucharas atentos al descuido de las últimas palabras.
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Poema: Sión Recita: Cesárea Tinajero Lugar: Estredintópolis
Tengo el alma del rumiante para hacer de ti un exceso, tengo las alas de Subiela y el cuerpo contra la pared. Todo cuanto me pasa, pasa y los años pasados se retuercen. Vendo historial cadente de intenciones, enfermo de las pústulas de otros, absténganse los salpicados porque serán juzgados y condenados. Tengo esa distancia que envenena, para abortar los días, y, qué diablos, te he visto y me acuerdo.
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Aún seguía hablando cuando, yo dejé de escucharle y empecé a imaginarme desnuda dentro de la lavadora. Lo mejor de él no eran sus cuentos, era cuando, entre lavado y prelavado, como una baba espesa se le desparramaba la verdad por la comisura de la boca.
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Vivre sa vie
Deseo un gorda mosca verde en todos tus primeros platos.
Todos los años con el verano se dilata alguna angustia en la naríz y en el último estornudo de la mañana me despierto sangrando a borbotones. Siempre creo que no parará nunca y que me quedaré así, empapada y pálida para siempre, con la cabeza hacia atrás y la consciencia en el lavabo.
No hay olvidos posibles, casi siempre estallan como cohetes amarillos y entonces brotan de las entrañas y explotan como arañas en azul y todo el mundo grita: "oooohhh". Luego, el eco de Biedma y de los dias de placer, el romanticismo infiel y la nostalgia eterna enganchada a los tobillos y a las caderas. Los meses de ausencia caen como piedras y eres consciente del tiempo que hace desde la esquina con La Latina, la esquina, la esquina rabiosa.
Me acojo al vicio del abandono, a los desconocidos, a los juegos de manos, a la quinta embestida, qué como bomba de bicicleta un día me hinchó de vacío y aún sigo blasfemando. Me acojo a tus resentimientos, tus todavía agradables ademanes de amor, y dejo de escarbar los restos, qúe donde no hubo mata, cariño, no habrá patata.
Mi proxeneta me dijo que se iba a hacer anacoreta yo le dije que me haría prostituta si dejaba de mirarme tan dentro. Luego le dió el sol y le entró sueño, prometió dejar de venderme el alma mientras se le desbordaba un párpado. Me gusta verle dormir así, deforme, sin acabar, mi proxeneta Merrick, mi cárcel. Tal vez, recupere el alma cuando cierre su ojo lento o yo me haga grande, y encuentre mi lado recto.
Cerrado por inapetencia, y naúseas.
... preste clavo y pared a mis despojos Luis de Góngora Hablo de ti, y tus sobras me siguen a todas partes. Una vez, conocí a un tipo deforme y acabé convirtiéndome en él, cuando empezó a quererme menos. Me temo que voy a desaparecer con el recuerdo pelado entre las manos.
Mientras nos callábamos yo tambien hubiera preferido lavarme los dientes con gasolina, matar a mi perro, vivir en un barril o plantar tulipanes bajo la lluvia.
Recuerdo Se me abre la boca.Fumo,tú,despues tú.Se cae la copa,baldosa,frío.Escribo sexo,más o a los cuatro vientos.Recuerdo una película,no te la digo, se te cae la pestaña. Me tiembla una rodilla, pegas un grito o alarde fálico o llamada de atención o de sonajero. Ya eres niño,yo no,ella sí,otra vez ella,me escondo, pido perdón,tú,tú,ella y la otra. Me gustas ahí,detrás con la manos que me doblan, que me dan la vuelta. No te gires.Resaca recuerdo.Y ahora insectos, la tele y un abuelo a la sombra. Basta.
No se ponga usted melodrámatica eran días de epitafio, de límites, de escupitajos, de revolverse una las tripas buscando el pan para la mierda. No me llore más, querida marioneta, mañana será otro día y ya no habrá más cuerdas. Se encorba en el taburete cuál gatillo de pistola, y ya le dijo Ernest: ahora que llega la primavera incluso si es una falsa, hay que buscarse un lugar dónde ser más féliz.
¿Cúando empezamos a tratarnos tan mal?
El niño era propenso a apoyar aún su cabeza en las sórdidas mañanas. Decide sorber tres cuartos de la luz de las persianas y decide cambiar de postura: un giro duro y vejiga hinchada. De repente: un súbita pestaña abierta.
Su ausencia era de las que se perdonaba o castigaban en persona. Llámalo recuentros arrepentidos o tardes perdidas imaginando excepciones. Será algo menos grande cuando deje de pisarte el hombro. Nunca nadie le ha ganado. Un rato de desmayo tal vez, unos ojos limpios en momentos de flaqueza. Ya lo intentamos, ya alguien se le alzó con un cuchillo en la mano, a él tumbado boca arriba, a él con las manos bajo las nalgas, pero suele despertarse a tiempo para hacer del drama un cuento.
No se sí me quería, o esperaba verme, o se le quedó atascado mi determinante posesivo dentro, gordo, hinchando, tal vez puse el agua muy caliente. Como siempre sale mal puedes sonreirme a mí o a penas.
Tienes razón, al final en algún momento alguien algo.
Se deja hacer, por hacer algo. Perdió los tobillos cuando nació Daniel y se le pusieron las piernas gordas. Hoy llega sin cuello por el peso de la vida,dice, y los besos del Juan que no le caben en el pecho. O haces o te dejas hacer. No llora nunca porque se quedó seca el día que tapiaron la ventana pora no ver el fantasma de la hermana rota. O haces o te dejas hacer, y hoy jueves ojea testamentos, que Dios les guarde en su gloria, y temo por esos ojos viejos que se le van gastando entre los muertos.
Rodar por las camas y esa carne que cubre el hueso, morder mucho y enseñar el culo el cultural también. Rodar por la camas y hacerse grande muy grande. Sois sólo un atajo de naipes.
Descolgó el teléfono un ciento para llorar con todas la viejas que seguían tristes después del muerto. En la cena miramos su foto, por el rabillo, por si todo el ojo se iba detrás y volvía la abuela a llorar al portal. Al llegar las campanadas, su reloj sigue dando cuerda y ella nos felicita un año que sabe a uva rancia a casa vacía y vida congoja. Luego el petardo se hace nostalgia y llega el acordeón del bisabuelo, el cazo vacío de sopas de ajo y mi BH roja en la despensa.
Hoy se le queda la chica no muerta pegada a la entrepierna, mañana de tanto rascarse se habrá largado. Dicen que casi se muere de pena con el estómago lleno de amapolas, y que se pasó sobando los recuerdos hasta que le resultaron sucios Dicen que sus mujeres bonitas acaban oliendo siempre a casquería a pesar del formol y las buenas intenciones. Hoy me da la espalda enorme para que le pinte los lunares.