Su ausencia era de las que se perdonaba o castigaban en persona. Llámalo recuentros arrepentidos o tardes perdidas imaginando excepciones. Será algo menos grande cuando deje de pisarte el hombro. Nunca nadie le ha ganado. Un rato de desmayo tal vez, unos ojos limpios en momentos de flaqueza. Ya lo intentamos, ya alguien se le alzó con un cuchillo en la mano, a él tumbado boca arriba, a él con las manos bajo las nalgas, pero suele despertarse a tiempo para hacer del drama un cuento.
Un amigo me decía que su quiosquero le repetía constantemente:
-La vida hace esquina-
Todo lo que entraba y salía de la vida del viejo, sucedía en aquella esquina.
Pues bien, supongo que a unos les pilla más de costado que a otros,
y que lo único que pretendes, al fin y al cabo,
es que alguíen compre el coleccionable.
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