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Mostrando entradas de diciembre, 2004
Al quinto bostezo su aire difícil se le metió dentro. Le llenó la boca y el pulmón de resonancia, de memorias de guerra y galardones de gloria. La dejó sumisa para después del postre cerca de la mesilla de noche. Ella se fue comiendo a base de padrastros, él se fue engañando a base de Belmondos. Cuando ella creyó controlar la histeria, el de miradas putas le arrancó el último pellejo.