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Mostrando entradas de agosto, 2004
"La única provocación está en amar, bajar a los negros túneles del Metro, y allí desnudos, amarnos mientras los trenes pasan, y en los ascensores de todos los ministerios, y sobre los tejados bombardeados de Beirut. Todo el misterio está en rodar." Nada más y nada menos... ay...
Mientras él busca las legañas que ha perdido en las mangas del pijama, yo intentó echar la incoherencia a un lado para quemar a gusto las tostadas. Mis días de morirme de pena le suenan a canción del verano. Se rie de mí, me compra huevos kinder y le vendo la tragedia por un cocodrilo. Cuando se hace tarde y el chocolate se pega a los cojines, cambiamos los vídeos por gomina y los dos nos volvemos grandes.
Me pesa Salamanca, un poco, en el costado, se me atraganta Victoria sus monstruos no me bailan y no me extraña demasiado. Mis planes se vuelven mecanos tanto monte y desmonte, y las cañas en la terraza de mi agosto parecen sesiones de autoayuda. Para colmo, de vez en cuando, te me antojas y se me termina de enredar el día.
Una barbilla rota parada en medio del tiempo, del césped, del grito alto del columpio que ahora se estrella contra el suelo. Un bastón culpable de no aguantar más el peso encargado a pies enojados, que no corrieron lo suficiente para atrapar al niño enjabonado. Ojos arrugados que lloran en seco don dientes de leche que llora por todos,´ y mi día raro, que suena a Gloria Fuertes.