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Mostrando entradas de mayo, 2004
Para cuando deje de mascar todas las dudas se me habrán estampado todas las pompas entre los cuadros rojos de la agenda. Los chicles ya no traen pegatina y volveré a quedarme con los dedos pegados a los días confusos y sin azúcar.
Se me ha atragantado un presentimiento con la sopa esta mañana. Se que andas tambaleándote aún por los suburbios lunares que leímos, pero creo que ya no son tus ojos de mar lo que me asusta.
No creo en las playas inventadas de los viejos libros que ya no leo. Pasé el día hurgando en los sueños con el bisturí que me prestaste cuando éramos tristes. No creo en tu tarde podrida ni en la mía, mojada.
Se busca ciudad para nueva vida, a partir de Octubre.
Se comían las unas a las otras, carcomidas en sillones secos. Empachadas de vagancia pesada, de té con dudas,de folios tristes. Unas adjetivando frases como antibiótico, otras perdiendo sandalias en dedos rotos, otras dejando más de lo que llevan o llevando poco para no llorar nada. Un verano que parte los días finitos de los perplejos, un verano que parte la necesidad de lo prestado. Se miraban las unas a las otras, dormidas en trenes diferentes.
A veces te busco. Te busco sin saber dónde, ni cómo, ni pórque. ¿De dónde has salido?
Amenudo los anhelos se acumulan en la almohada, taladrando el oído para mantenerte despierta. Los ojos escuecen en medio de La Nada sin encontrar el nombre adecuado al que gritar los deseos. La memoria se confunde con los sueños, cuando falta una hora para coger el tren.
Ayer frente al quiosco de helados, recordé un beso con sabor a polo de fresa. Aún hay cartas entre cartulinas, entre recortes de radio. El mismo sol hoy, esperando mojado en alguna cuerda de tender.
Aprendo, consumo despacio. Digiero palabras que engordan los talones. Espero sus gestos de complicidad, aunque sean forzados. Regreso de todas partes. Despierto del lunes, del viernes, incluso del domigo. A veces me salpica una de sus sonrisas, y casi parece él de nuevo. Aprendo pero, ya casi no recuerdo a qué sonaban sus renglones.
Día precario, moribundo, día de legañas con bollos de remordimientos. Día de efectos secundarios, de la pérdida después de la ganancia, del "qué te queda", del "y ahora qué".
Anoche estaba helada, se me debió quedar enrredado en el pelo el escalofrío del cuento de Mayo. No quiere salir de ahí, se quedará haciéndose el dormido en la arena de las páginas del libro, lo que me dure el costipado. Y colorín colorado...