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Mostrando entradas de 2003
A veces alguien extiende una receta para curarte los males: "Tenga estos ojos verdes, sin límite de tiempo y suba." A veces alguien está justo donde hace falta.
Estoy triste. Necesito hablar contigo. Mierda.
Volver a casa, para terminar un año. No se si celebrarlo o echarme a llorar. Salí huyendo Ni siquiera me acordé del pez. Supongo que estará muerto para cuando regrese. Al menos mi calle está donde la dejé. Huele diferente. Se me hace tarde para reflexionar sobre el nuevo año. Me conformaré con conseguir tirar algunas cosas por el desagüe..... junto con mi pez, claro.
Tengo que dejar de juzgarme por su culpa, soy yo la que tiene que vivir conmigo. Es la última vez que desayunamos juntos mi millar de errores y yo.
Esperé cinco minutos más para volver a llegar tan tarde como me diese tiempo. Maldita lluvia.
Y me encogía en la escala de los mapas de tu mundo y era tan pequeña que me pesaban los besos. Aplastada por tus silencios tediosos, eternos aplastada por unos ojos tristes, tan tristes... Y sigo buscando tu burbuja de ángulos perfectos, para poder crecer y poder querer.
Te escribo porque ayer encontré un beso tuyo junto al par de zapatos marrón. Me alarmé pensando que podía tener la habitación llena de besos y no haberme dado cuenta. Te ruego que pases pronto a recogerlos, no sea que un día mientras duerma, me crea ingenuamente que estás de nuevo a mi lado.
Historias con sabor a té:    Justo cuando disolvía las lágrimas con la cuchara, volví a caerme dentro. Sin llegar a ver el fondo, estaba empapada en ese caliente olor a recuerdo insoportable. Nadé en círculos durante un buen rato, comprobando que no llegaba a ninguna parte, a ninguna esquina lo suficientemente grande como para esconderme.    Me quedé flotando en el centro. Intenté recopilar las razones por la cuáles me veía de nuevo en aquella ridícula situación. Cuanto más pensaba más me hundía, así que dejé de compadecerme de mi misma. No podía flotar eternamente, miré hacia arriba y allí estaba yo, como cada tarde, en mi empeño por conseguir la cara más triste del mundo.    Sólo cabía esperar que mañana pudiera seguir divagando desde el borde de la taza, con los pies colgando, para al menos, no hundirme del todo.
Al amigo del sueño fácil: Por muchas cabezadas en el sofá, mientras se nos van cayendo las penas.
Fui tu frívola cínica poeta falsa, la zorra presuntuosa, y ahora,�qué? Me niego a comerme tus cien logros, me niego a devorarme el estar solos. Resentimiento, odio, mentira, cambios. Suerte, pasado, olvido, cambios. Soy la frívola cínica poeta falsa, la zorra presuntuosa, y ahora, nada.
"Sólo había una persona que podía entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté." Sábato (El túnel)
Alicia continuó llevando absurdamente el cerdo entre sus brazos, sin llegar a ninguna parte. -No lo puedes evitar -repuso el Gato- todos estamos locos, yo estoy loco y tú también lo estás.
Gracias por el beso pequeño, con ese sabor a "quiero que te quedes pero vete". Que sepas que aún sigue bajando por mi espalda. Voy a dejar que se deslice un rato, hasta que yo quiera, si no te importa.
(...) Eras la sombra torpe que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios. De nada servirá besar tu encrucijada de sangre alterna donde de pronto el pulso navegaba y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena. (...) No, no busques esa gota pequeñita, ese mundo reducido a sangre mínima, esa lágrima que ha latido y en la que apoyar la mejilla,descansa. Vicente Alexandre
Sentado entre la indiferencia y el olvido liando anécdotas cobardes con tabaco rasca entre mi tiempo sin querer. Volvió a hablarme de su mundo que huele a polvo gastado, condones viejos y ron. De pronto, deja de hablarme y vuelve a mirar al suelo, tejiendo baldosas y rezando.
Y se lleva el vaso y me quita la boca, y se lleva la sábana,y me vuelve la espalda.Ya no creo en el tango del día que me quiera.Ya volví a perderme, ya volví a la farsa, ya volví a las idas y venidas. Me conoció una vez pero ya no me recuerda. Maldito olvido.
Extraño ser como era contigo. Te extraño.
El hombre del zapato que se desataba siempre en el mismo lugar La rima de los desconsolados, sin trampa ni cartón, un pareado. El trabalenguas del acordeon, el mago. El que escondía en la maleta aquel duende del beso en la frente y las fiestas nocturnas. El que lanzó de nuevo la bola de papel, el malabarista. Los acrónimos rasgados, las ventajas de ser un dromedario, la risa, los sueños pasados.
-�Qué le corten la cabeza!- gritó la Reina de Corazones, -�Qué le corten la cabeza!-
Pierdo de nuevo las horas recordando entusiamada lo que no sucedió, escribiendo las mismas cosas cada vez más edulcoradas. Voy a dejar tanta mierda, todo se parece demasiado. La melancolía nauseabunda las frases que pretenden y no son, los adjetivos desgastados y los espacios cansados de esperar.
Hoy llamaste, cuando todo parecía un día de mierda, cuando se habían vuelto a llevar la espuma de mi bañera. Me gusta hablar contigo, aunque estés tan lejos. �Sigues enrredado en el saco de dormir? Yo sigo dejando las cosas a medias, desconfiando de los violines y los cafés de termo en tienda de campaña. No tengo mucho más que contar, secuestré el verano de nuevo al colgarte, me lo quedo un rato, hasta que vuelvas.
No debí quedarme y aquí estoy.
Me escribiste el cuento, pero olvidaste poner el agujero por donde regresar a la mitad cuando todo se acaba, y desde allí cambiar el rumbo. Contigo se me acaban las páginas demasiado pronto. Yo hace mucho que perdí el juego, y aún sigo enganchada como una idiota. No se que parte es real, y cuál inventé entre beso y beso. Todo en cí�rculo, todo vuelve a empezar, y sigo sin saber qué contestar a tus preguntas. No estoy en ningún sitio, ni en tu almohada, ni en tus libros, ni en tus fotos... Quizás no quiera estar en ningún sitio, o no deba. Todo seguirá girando siempre, por los dí�as en que te sigo buscando, y por las cosas que nos quedan pendientes. Hasta que invente otro final, dónde haya perdices.Hasta que pueda volver a escuchar aquella canción y hasta que digamos lo que creemos y nos creamos lo que decimos.
Las paredes se nublan, se me caen encima, para variar. Y no estarás.... Vuelvo a verme en el fondo del vaso, él se quedó a un lado, del lado del cenicero. Demasiado humo, no estabas. Vuelvo a la cama, tú quedaste a un lado, del lado equivocado. Seguí fumando, no apareciste, tal vez ya no existas.
Dejé de verte al doblar la esquina, pronto encontrarás mis cigarros en tus bolsillos, mis lí�neas de siempre en tus cuadernos, las viejas entradas a sitios que no recuerdo, mi triste saliva entre tu boca. Y te asaltarán mis canciones sin permiso con sus olores sin nombre que destrozan tu cabeza cuando duermes. Así llegarás a mí� de nuevo, para imaginarme, para añorarme, y cuando estés aquí conmigo, tan cerca como nunca, tan cerca como siempre, abrirás los ojos de nuevo, para sacar las manos de los bolsillos, para cruzar la acera y seguir caminando sin olores, sin canciones, para olvidar el pasado, sin mí, sin todo, para doblar otra esquina.
Nada