Alicia continuó llevando absurdamente el cerdo entre sus brazos, sin llegar a ninguna parte.
-No lo puedes evitar -repuso el Gato-
todos estamos locos,
yo estoy loco
y tú también lo estás.
-No lo puedes evitar -repuso el Gato-
todos estamos locos,
yo estoy loco
y tú también lo estás.
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