Hoy llamaste, cuando todo parecía un día de mierda,
cuando se habían vuelto a llevar la espuma de mi bañera.
Me gusta hablar contigo, aunque estés tan lejos.
�Sigues enrredado en el saco de dormir?
Yo sigo dejando las cosas a medias,
desconfiando de los violines
y los cafés de termo en tienda de campaña.
No tengo mucho más que contar,
secuestré el verano de nuevo al colgarte,
me lo quedo un rato, hasta que vuelvas.

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