(...)
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.
De nada servirá besar tu encrucijada de sangre alterna
donde de pronto el pulso navegaba
y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena.
(...)
No, no busques esa gota pequeñita,
ese mundo reducido a sangre mínima,
esa lágrima que ha latido
y en la que apoyar la mejilla,descansa.
Vicente Alexandre
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.
De nada servirá besar tu encrucijada de sangre alterna
donde de pronto el pulso navegaba
y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena.
(...)
No, no busques esa gota pequeñita,
ese mundo reducido a sangre mínima,
esa lágrima que ha latido
y en la que apoyar la mejilla,descansa.
Vicente Alexandre
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