Mi proxeneta me dijo
que se iba a hacer anacoreta
yo le dije que me haría prostituta
si dejaba de mirarme tan dentro.

Luego le dió el sol
y le entró sueño,
prometió dejar de venderme el alma
mientras se le desbordaba un párpado.

Me gusta verle dormir así,
deforme, sin acabar,
mi proxeneta Merrick,
mi cárcel.

Tal vez, recupere el alma
cuando cierre su ojo lento
o yo me haga grande,
y encuentre mi lado recto.

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