No hay olvidos posibles,
casi siempre estallan
como cohetes amarillos
y entonces brotan de las entrañas
y explotan como arañas en azul
y todo el mundo grita: "oooohhh".

Luego, el eco de Biedma
y de los dias de placer,
el romanticismo infiel
y la nostalgia eterna enganchada
a los tobillos y a las caderas.
Los meses de ausencia caen como piedras
y eres consciente del tiempo que hace
desde la esquina con La Latina,
la esquina, la esquina rabiosa.

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