Tengo el alma del rumiante
para hacer de ti un exceso,
tengo las alas de Subiela
y el cuerpo contra la pared.

Todo cuanto me pasa, pasa
y los años pasados se retuercen.
Vendo historial cadente de intenciones,
enfermo de las pústulas de otros,
absténganse los salpicados
porque serán juzgados y condenados.

Tengo esa distancia que envenena,
para abortar los días,
y, qué diablos,
te he visto y me acuerdo.

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