Se deja hacer,
por hacer algo.
Perdió los tobillos
cuando nació Daniel
y se le pusieron las piernas gordas.
Hoy llega sin cuello
por el peso de la vida,dice,
y los besos del Juan
que no le caben en el pecho.
O haces o te dejas hacer.
No llora nunca porque se quedó seca
el día que tapiaron la ventana
pora no ver el fantasma de la hermana rota.
O haces o te dejas hacer,
y hoy jueves ojea testamentos,
que Dios les guarde en su gloria,
y temo por esos ojos viejos
que se le van gastando entre los muertos.
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Mostrando entradas de enero, 2005
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Descolgó el teléfono un ciento
para llorar con todas la viejas
que seguían tristes después del muerto.
En la cena miramos su foto,
por el rabillo,
por si todo el ojo se iba detrás
y volvía la abuela a llorar al portal.
Al llegar las campanadas,
su reloj sigue dando cuerda
y ella nos felicita un año
que sabe a uva rancia
a casa vacía y vida congoja.
Luego el petardo se hace nostalgia
y llega el acordeón del bisabuelo,
el cazo vacío de sopas de ajo
y mi BH roja en la despensa.
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Hoy se le queda la chica no muerta
pegada a la entrepierna,
mañana de tanto rascarse
se habrá largado.
Dicen que casi se muere de pena
con el estómago lleno de amapolas,
y que se pasó sobando los recuerdos
hasta que le resultaron sucios
Dicen que sus mujeres bonitas
acaban oliendo siempre a casquería
a pesar del formol y las buenas intenciones.
Hoy me da la espalda enorme
para que le pinte los lunares.