Mangas cortas de un invierno
casi ya,
ruedan camas o ruedo yo.
Ganas de verle tocar,
cuenta atrás para el atrevimiento
por encima de su boca saturada
y de mi consiguiente arrepentimiento.
Su culpa o la mía,
la ganas de volverme misógina
el pollo frío y mi dúplex nuevo de alquiler.
Más asustada y más salamandra
debe ser septiembre con sus burlas,
ojalá desaparecer fuera más fácil.

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