Seguramente dijo que me fuera,
no importa, no le necestio.
Tan abiertas en la acera sus manos,
tan llenas, de mí, a veces...
Me hago doler un poco,
para que tan parecido orgullo
no se le lleve del todo,
sólo un trozo, por aparentar.
Y dirán que tengo triste un ojo
e incluso el otro,
y dirán que nos hemos olvidado...
de dónde pusimos el paraguas y
de quién odiaba a quién.

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