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Mostrando entradas de mayo, 2006
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Acciones de creación literaria Salamanca 2-17 de junio
Las tripas del pollo los ojos de los corderos las venas de la sien cuando estallan en violeta Las moscas en la nevera las uñas abiertas por la mitad la mierda en el laberinto de la suela del zapato. El rascar cohibido y discreto de los restos del sexo seco por entre los muslos, las bocas cenicientas de labios rasgados como la arcilla y el puso partido en busca del papel higiénico. La náusea, la arcada y el vómito. Los peces de colores. Tus textos o la cabeza de Sylbia Plath cociéndose en el horno.
Cuando camino lento y grito tu nombre no sale mejor el barro de los pantalones, ni los huevos con puntilla, ni fabrican caramelo las polillas. Cuando camino lento y grito tu nombre, no soy mejor que antes pero te vuelves.
El miedo a la rata fea que dormía bajo la cama se cae tras los dientes de leche. Los monstruos irrisorios, ahora, casi insultantes, se alejaban cabizbajos con el sol del adulto tiempo que llegaba. Hasta que advertimos, sin aliento. que se iban los buenos y se quedaban los malos. Que el tiempo maldito, que hacía disipar las pesadillas de niño agazapado, no nos concedió la victoria total de los miedos perdurables. Sino que nos tendría acorralados en un avanzar vertiginoso, viendo llevárselo todo a bajo precio, en un asiento de espectador privilegiado proyectando la última sesión, día tras día, de todo el puto sol desperdiciado.
Estoy en el cuarto del hotel buscando el Mediterráneo, tras la puerta la mujer encorbada dice haber perdido la violeta o la avioneta; calla no la entiendo . Se secan los bañadores se derriten los hielos bla,bla,bla que bonito es esto . Aún me escurre medio mar de entre la piernas. La mujer se ha quedado sin violeta y el truco del vaso no funciona en la tele están poniendo los dibujos anda, joder, vuelve a la cama . En un momento de descuído ya no me gusta lo que hacemos la carne deja de ser carne y se vuelve cuestión de fé, me pongo encima tuyo porque están dando al Coyote. Ambos saltaís al vacío el coyote y tú, espatarrados al mismo tiempo, y en ese unísono rídiculo de orgasmo marca Acme me muero por salir corriendo _ ¡ Bip! ¡Bip! ¿Has acabado?