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Mostrando entradas de enero, 2005
Se deja hacer, por hacer algo. Perdió los tobillos cuando nació Daniel y se le pusieron las piernas gordas. Hoy llega sin cuello por el peso de la vida,dice, y los besos del Juan que no le caben en el pecho. O haces o te dejas hacer. No llora nunca porque se quedó seca el día que tapiaron la ventana pora no ver el fantasma de la hermana rota. O haces o te dejas hacer, y hoy jueves ojea testamentos, que Dios les guarde en su gloria, y temo por esos ojos viejos que se le van gastando entre los muertos.
Rodar por las camas y esa carne que cubre el hueso, morder mucho y enseñar el culo el cultural también. Rodar por la camas y hacerse grande muy grande. Sois sólo un atajo de naipes.
Descolgó el teléfono un ciento para llorar con todas la viejas que seguían tristes después del muerto. En la cena miramos su foto, por el rabillo, por si todo el ojo se iba detrás y volvía la abuela a llorar al portal. Al llegar las campanadas, su reloj sigue dando cuerda y ella nos felicita un año que sabe a uva rancia a casa vacía y vida congoja. Luego el petardo se hace nostalgia y llega el acordeón del bisabuelo, el cazo vacío de sopas de ajo y mi BH roja en la despensa.
Hoy se le queda la chica no muerta pegada a la entrepierna, mañana de tanto rascarse se habrá largado. Dicen que casi se muere de pena con el estómago lleno de amapolas, y que se pasó sobando los recuerdos hasta que le resultaron sucios Dicen que sus mujeres bonitas acaban oliendo siempre a casquería a pesar del formol y las buenas intenciones. Hoy me da la espalda enorme para que le pinte los lunares.